jueves, 30 de agosto de 2012

EL REY WITRÚ

Amiguito...
                Ustedes los Pampeanos nos han elegido como árbol provincial, 
estamos en su escudo, y esto nos hace sentir muy importantes, ademas nos
protegen las leyes provinciales y nacionales 
Que mas podemos pedir! 
    Por eso... Muchas Gracias!
Cuando seas grande, segui los pasos marcados por tus mayores, que han comprendido que también nosotros somos parte de esta tierra, como lo fueron nuestros hermanos los indios, quienes nos adoraban y formabamos parte de sus vidas espirituales, tanto era su amor por nosotros, que algunos de mis familiares eran considerados sagrados. 
Apreciamos que cada año tengamos mas personas que nos cuidan y que sobre todo... Nos den amor.


Con cariño, el Caldén



EL REY WITRÚ
Amanece en el monte, mis hermanos y yo tenemos la misma quietud de la mañana.
El sol todavía lejos de nacer en el horizonte, ha sacado sus pinceles de aurora y llena el cielo de colores, que van del rojo al naranja, pintando algunas nubes con bordes doradas... 

A veces pienso que nuestros hermanos ranqueles, primitivos, dueños de estas tierras y que muchas veces se cobijaron bajo nuestras sombras, dejaron estampado su coraje y su bravura antes de desaparecer en el tiempo, con el rojo de su sangre en cada amanecer.

Sí, somos historia, un poco diezmados por el retumbo del hacha del hombre, en generaciones pasadas.
Aunque nuestro crecimiento es lento, ya que el tiempo que transcurre desde que nacemos hasta alcanzar cincuenta centímetros de diámetro, es de ochenta y cien años.
Ahora nos hemos diseminado por toda la región, a veces solo, otras en montes y somos únicos en el mundo.



La tierra en donde nos desarrollamos, es arenosa y seca. El se humano acelero el proceso de desecamiento, el viento hizo lo suyo, pero nuestra presencia es mas fuerte y, ayudamos a fijar el suelo.

Nuestra copa es como un paraguas, que cubre a quien necesite una protección del sol veraniego, que con fuerza azota los suelos pampeanos...
Nuestras ramas nudosas esta cubiertas con espinas y, cuidado llegan a tener hasta 2 centímetros de largo y son realmente puas que pueden lastimarte. Las hojas pequeñas, sobre ramas jóvenes y flores verdes amarillentas, adornan los frutos que son vainas o chauchas que van del amarillo-naranja a un purpura, ellas son agrias en principio, pero se vuelven dulces en su madurez.


El ganado y los animales silvestres, comen mi fruto cuando caen, que es en forma paulatina, comenzando en Febrero continuando hasta Julio y así regulamos y disminuimos la descomposición del suelo, es una ayuda mutua, ya que nuestras vainas son duras y resistentes, dificultando de esta manera la germinación.
Por lo tanto precisamos de los estómagos de los animales, para transformarnos en nuevas plantas, que en principio nos llamamos: "Renuevos" y al llegar a la edad adulata, nos transformamos en Caldenes.

¿Sabes que puedo crecer y crecer a través de muchos años? A veces alcanzo una altura de 12 metros y son tan gordito que cuatro niños tomados de sus manitos no podrían abrazarme, claro, si llego a tener un diámetro de casi 2 metros...

Mi corteza se utiliza para teñir lana de color marrón y mi madera dura y resistente, se utiliza para hacer postes, varillas, tranqueras y muebles para decorar casas. Ah, me olvidaba, en el crudo invierno pampeano, sirvo de calefacción en cada hogar que me necesite. 

En el monte no estamos solos, nos acompañan muchas plantitas más, pero mi amigo preferido es el cedrón del monte, que con su perfume embellece toda la zona, también centenares de pastos y gramíneas como el pasto puna y la graciosa cola de zorro.

Además sobre nuestras cortezas, crecen líquenes en tonos grises pardos, amarillentos y también los hay de color rojizos, dándoles a nuestras ramas, un suave aspecto otoñal. Nuestras amigas: las aes, nos utilizan para construir sus nidos y así poder criar sus pichones, como el colorido churrinche, que con su rojo brasa enciende de colores mi copa verdusca.


Así mismo, la monjita blanca que llega en primavera buscando lo más ato de mis ramas, como queriendo ver muy lejos, está atenta al paso de los insectos para lanzarse sobre ellos como flecha y poder alimentarse, también ella fabrica su nido en mis ramas y después de algún tiempo, me alegro con el bullicio de sus pichones  recién nacidos.

El ñandú vive en nuestros montes. Prefiere ara alimentarse los espacios abiertos, camina confiado, sabe que en el caluroso día, encontrará la fresca sombra de nuestra copa.

También el puma es nuestro amigo. Le  ofrecemos refugio en momentos de descanso y peligro. Aunque muestra los dientes, en señal de advertencia, la altura de mi rugoso tronco y las espinas le brindan la seguridad.

Cuando llega el invierno y mis ramas están todas desnudas, aparecen los gnomos que juegan con el rocío de las noches frías de junio o de julio y cuando el sol asoma su corona brillante, nos vestimos con trémulas gotitas, que al recibir los rayos de su majestad, se convierten en cristales de colores con luces incandescentes.

Soy un viejo habitantes de este bendito suelo, aquí nacieron mis antepasados y quizás también os tuyos.
Estamos contentos de que el hombre este cambiando su trato con la naturaleza, hasta  comprender que es parte de ella. A lo largo de estas páginas te conté como nos ayudamos. La relación que tenemos con el ganado, los animales silvestres y las aves. Ya vez, nos necesitamos y logramos vivir en armonía. Este es un lugar deseado para que muchos de mis hermanos vivan siempre cobijados y protegidos pro cada uno de los pampeanos.



DE TERESA BERTA PFEIFFER




No hay comentarios:

Publicar un comentario